Deshacerse en temblores
del otro lado del auricular,
detener el trayecto
y abstraerse
en un recuerdo momentáneo
de glorias y camino pasado.
Mi voz se quiebra
y contiene las lágrimas,
se vuelve aguda:
-Devuélveme el pedazo
de mi piel oculta
en las páginas de un libro,
devuélveme también
la pluma de mi ala izquierda
que aterrizó distraída
en el pájaro en tu hombro-
Me desbordo del otro lado,
me aligero, no duele:
no eres tú.
La mirada de infinito
perdiéndose
en la madrugada
de septiembre
no eres tú.
La muerte de marzo,
todas mis letras póstumas:
no eres tú.
El corazón acelerándose,
mi cuerpo leve:
no eres tú.
La vida, mi vida
después de tantas muertes:
no eres tú,
no eras tú.
La Cantante Calva